El boudoir no es para gente perfecta, si no para gente real que quiera sentirse bien consigo misma.

¿No te atreves a decir sí a una sesión boudoir? ¿No te ves en ella a pesar de que te vas a divertir y te puede ayudar a quererte más? Abandona prejuicios. No deberías perder la oportunidad de sentirte bien contigo poniendo las repetidas excusas que escuchamos cuando hablamos del reportaje boudoir. Y ninguna vale.

La excusa por excelencia es la del sobrepeso: “Estoy gorda”, “Me sobran kilos”, “No tengo cuerpo para enseñar”… Las sesiones de boudoir no son para ningún cuerpo específico. No queremos emular ninguna modelo, queremos que te sientas bien contigo por fuera y por dentro. Hay un montón de belleza en la diversidad y ya es hora de poder ser el hogar que nos merecemos. Además vernos como nos ve el resto también puede ser un buen punto donde olvidar las autoexigencias por un rato.

También reiterada es la excusa de la timidez: “Es que me corto” ¿Yo, sexy?, “No valgo para posar”… Las sesiones están pensadas para gente que no ha posado antes, solamente tienes que relajarte mientras te iré guiando en todo momento. Trataré de que estés relajada para poder sacar una parte muy natural de ti.

Otra afirmación muy común también podría ser “no soy fotogénica”, y es que aquí creo que es una mezcla de muchos factores. Normalmente (a raíz también de nuestra mala relación con nuestro cuerpo) no nos sentimos cómodas cuando nos sacan fotos. Aunque no lo parezca se puede percibir las emociones en una foto, y si estamos tensas eso se verá reflejado, por lo que es conveniente crear un espacio tranquilo para que eso se transmita también. Además si le sumamos el no saber utilizar la luz, el encuadre y las poses adecuadamente puede tener como resultado unas fotos que si se comparan con unas profesionales se nota la diferencia. Entonces, el problema no eres tú, ¡todas podemos salir maravillosas con las condiciones adecuadas!.

Olvidemos los cuerpos perfectos y amemos nuestra diversidad.  

🙂